El Hospicio Cabañas, esplendor que permanece

Margarita de Orellana

Fotografía D.R. © Nicola Lorusso/Artes de México, 2017.

“El Hospicio Cabañas es el edificio civil más importante de México”, solía decir el arquitecto jalisciense Ignacio Díaz Morales. Quizás haya estado en lo cierto. A través de esta edición de Artes de México, intentaremos comprobar cómo y por qué esta afirmación no es sólo fruto de la pasión por esta construcción emblemática y única en su tipo. Los autores que escriben en estas páginas conocen mejor que nadie sus entrañas, sus significados profundos, su importancia y su historia. Esta publicación se convierte en algo único, íntimo y revelador, al mismo tiempo que en un testimonio de afecto y orgullo por este sitio que los une e identifica.

Fotografía D.R. © Nicola Lorusso/Artes de México, 2017 (Daniel Buren, La Capilla, a todos los colores, recortada, trabajo in situ, Guadalajara, 2014. © DB-ADAGP París).

La lectura de la singular obra de José Clemente Orozco en el Hospicio, que hace aquí el poeta, Francisco Hernández, añade a su importancia pictórica una excepcional trascendencia poética.

Alfonso Alfaro nos advierte que el Hospicio Cabañas fue un proyecto innovador. Respetó la tradición y su entorno, en contraste con la imposición del arte neoclásico de finales del siglo XVIII. Nos habla de la complejidad del carácter del obispo Cabañas y de la coexistencia de una visión ilustrada de los problemas sociales con la piedad barroca.

Juan Palomar analiza aspectos de la arquitectura del edificio, contextualiza y habla de lo que el obispo Cabañas vivió desde su juventud en otros ámbitos arquitectónicos, que tendrían influencia en este espacio excepcional. Logró realizar una composición equilibrada y armoniosa, así como sobria y siempre vigente. Una construcción que da sentido a la ciudad.

Fotografía D.R. © Alberto Gómez Barbosa.

Albergar a todos los desvalidos, niños y ancianos, darles casa, comida y también educación fue el anhelo del obispo Cabañas, de cuyos orígenes nos escribe Tomás de Híjar. Su obra de misericordia funcionó por dos siglos de manera ejemplar, lo que nos devela la frase de Gutiérrez Nájera de 1888: “En ninguna parte de la República son tan ricos los pobres como en Guadalajara”. Lleno de admiración, este autor nos hace una descripción que nos parece irreal. Sin embargo, al revisar los documentos de archivo de los siglos XIX y de las primeras décadas del XX, se puede constatar la buena y cuidadosa administración del Hospicio.

Fotografía D.R. © Fondo Histórico Hospicio Cabañas. Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco.

Juan José Doñán presenta diversos testimonios de extranjeros y mexicanos desde 1826 y relata los avatares por los que atravesó este notable lugar. Las cosas no siempre funcionaron bien por las múltiples guerras que azotaron al país, con lo que el Hospicio no empezó a funcionar permanentemente como tal hasta mediados del siglo XIX. Son centenares los testigos que han dejado sus observaciones sobre esta obra, “ese monumental iceberg de cantera que no se derrite y que permanece incólume en el mismo sitio en que lo concibieron sus creadores, de cuerpo entero, a la vista de propios y extraños”.

Finalmente, Pilar Gutiérrez hace un recuento de los archivos que guardan parte de la memoria del Hospicio, acervo que sólo empezó a ser clasificado hasta la década de 1990, a partir de la declaratoria del edificio como Patrimonio Mundial por la Unesco.

Fotografía D.R. © Nicola Lorusso/Artes de México, 2017.

Este número de Artes de México es producto de una memoria compartida, un evento en sí mismo, donde varios expertos nos invitan a leer lo que han recordado juntos. Cada quien, desde diferentes perspectivas, nos transmite un interés común: el de no olvidar, detener el tiempo y reflexionar sobre el máximo de significados que un edificio y una empresa humanitaria como la del obispo Cabañas ha generado durante dos siglos. Las siguientes generaciones visitarán este lugar quizás con nuevas miradas y posiblemente aportarán otros significados.

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