José Emilio Pacheco

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Presentamos el prólogo que José Emilio Pacheco escribió para la Zoología fantástica de Jorge Luis Borges ilustrada por el pintor oaxaqueño, Francisco Toledo. Con este libro celebramos nuestro 25 aniversario. Este fue uno de los últimos textos publicados por Pacheco antes de su muerte y está dedicado a la memoria de Carlos Monsiváis, quien hizo el prólogo de la primera edición de este clásico.


La luz en el zoológico de las sombras

I
El oro vale por su gran escasez.
Si se compara con la piedra,
En el inmenso mundo hay muy poco oro.
Por eso lo codiciamos y matamos por él
Y esclavizamos pueblos enteros.
Lo mismo pasa con el reino animal.
Nadie ha visto unicornios ni catoblepas.
En cambio, bajo este suelo que piso,
Hay trillones de hormigas inagotables.
No se piensa en la hormiga como criatura fantástica
Y sin embargo es un prodigio
En su diseño armónico y artístico
Y en su capacidad de resistencia.
Y basta un microscopio electrónico
Para ver en la mosca de la fruta
Un monstruo cegador que engendra pánico.
(No puedo hablar aquí de la otra zoología
De que dependen nuestras vidas
Sin que podamos verlos: virus, microbios, bacterias.
Ellos son, para abatir nuestra soberbia,
Los verdaderos amos del planeta.)

II
Al margen de las fábulas humanas
¿Hablan los animales?
Del gato se sospecha
Que domina cualquier idioma.
Pero se niega a que nos enteremos
Con el único objeto de no servirnos.
Pero veamos un instante:
Avanzan por la acera dos columnas de hormigas,
Paralelas aunque caminen en sentido contrario.
La hormiga A se desprende de su impecable formación
Y cruza al lado opuesto
Para ordenar a la hormiga B que se dirija a otra parte
O ejecute una acción en bien del estado totalitario.
Los individuos no importan.
El único sentido de su existencia
Es la perpetuación de la especie.
Hay una Abeja Reina, el poder,
Y millones de esclavas y algunos zánganos.
Las gaviotas adiestran a sus polluelos
Para tomar un guijarro
Y dejarlo caer desde la altura
Sobre la concha de una almeja.
Al sentir la agresión, abre sus valvas
Entonces el pico ávido la engulle.
¿Cómo será posible si no hay lenguaje?

III
Hablamos de animales evidentes
Que según todas las mitologías
Sobrevivieron al Diluvio.
Pero hubo acaso una segunda arca.
Se perdió entre la tempestad más terrible del mundo
Y atracó en una orilla fuera de todo.
Gracias a ella perduran
Otros seres que sólo podemos ver
En sueños y pesadillas.
Y ahora están aquí convertidos en arte
En los dibujos de Toledo y los textos de Borges.

IV
En la ominosa historia
De nuestra relación con los animales
(Un vínculo de dominio, explotación y matanza
Como sucede con los pueblos conquistados)
Hay un año crucial.
En 1520 los europeos observaron
Por vez primera un zoológico
En el jardín de Moctezuma
No se hacía distinción
Entre personas y animales.
Lo mismo estaban tras las rejas el ocelótl y el quetzal
Que los albinos, enanos y jorobados.
Dentro del Templo Mayor
Cortés halló las representaciones en piedra
De los dioses aztecas
Y en Europa se difundió la certeza
De que eran los demonios del cristianismo.
Los conquistadores no estaban, como creían,
En el Nuevo Mundo
Sino de verdad en Otro Mundo
Que no encajaba en sus mentalidades.

V
En este libro prodigioso
La colaboración entre dos grandes artistas
Produjo una obra única
Que ahora ya no puede separarse.
Al dominio de lo fantástico
Pertenece también
Su trabajo en común y en el terreno onírico.
Toledo era niño cuando Borges inició su labor
Y Borges no pudo ver los trazos magistrales que había inspirado.
En los últimos meses de su vida
Toledo lo homenajeó
Al presentar por primera vez
En Tokio las treinta y dos acuarelas iniciales
De esta serie que es un zoológico sin final ni comienzo.

VI
La primera impresión que da este conjunto
Al espectador inocente e ígnaro (es decir, a mí)
Es que en el encuentro imposible y real
Entre Oaxaca y Buenos Aires,
Toledo sexualizó con mano maestra
La prosa asexual de Borges.
Sin embargo, es una impresión falsa:
Hay un tercer misterio y un personaje casi secreto.
Se llama Margarita Guerrero, en adelante MG.
De ella casi no hablan las mil biografías de Borges
O le dedican unas cuantas líneas
Que la vuelven aún más enigmática.
Hay entre las imágenes disponibles
Una foto de MG que la presenta como una gran belleza argentina
De los años cuarenta.
Contra lo que afirmaba la leyenda
Que se tejió alrededor de él en vida,
Borges estuvo siempre rodeado de mujeres.
Para él la consumación
No sucedió en el lecho sino en la mesa de trabajo.
Su cópula fue estrictamente verbal:
Enlazar las palabras en la selva virgen: la página.
Aunque existen mil biografías
No sabemos (o al menos yo no lo sé)
Si el Manual de zoología fantástica fue el último libro
Que Borges alcanzó todavía a escribir
O es el primero que dictó íntegramente.
Como director
De la Biblioteca Nacional en la calle México
Borges tenía a sus espaldas todo el saber
Y toda la fantasía de este y los demás mundos.
De aquellos libros infinitos
Se extrajo la quintaesencia del Manual.

VII
Enfrente o a su lado estaba MG,
Doble morir de sed junto a dos fuentes.
Con ella había escrito
Una breve monografía sobre el Martín Fierro.
Pero en todo caso lo esencial
Es que Otras inquisiciones,
El libro más importante del Borges ensayista,
Está dedicado a ella.
(Por cierto, en ningún lado se dice
Que el editor
En el sentido de escoger y ordenar
Las páginas dispersas en revistas
A lo largo de por lo menos veinte años.
Fue su amigo el excelente José Bianco.)

VIII
En 1957, Arnaldo Orfila
Publicó en el Fondo de Cultura Económica
El Manual,
Una edición de lujo encuadernada en papel biblia
Que Monsiváis, Pitol y yo
Pudimos comprar en la Librería Zaplana
Por nueve pesos con cincuenta centavos.
Diez años después, en 1968,
La obra fue refundida y aumentada
Con treinta y cuatro nuevos textos
Y apareció bajo el título de
El libro de los seres imaginarios.

IX
Por última vez las iniciales de JLB aparecen unidas a las de MG.
También se le da crédito a ella
En la traducción inglesa del propio Borges
Con Norman Thomas di Giovanni.
Ellos alteran y corrigen el original
Al grado de formar un tercer libro
Desconocido como tal en lengua española.

X
A partir de entonces,
Al menos para mí,
El nombre de MG se desvanece.
¿Se desvanece?
No.
Sigue unida a Borges
En este cuarto libro no menos fantástico
Que la imaginación y el genio de Toledo
Han hecho para que lo veamos y leamos inagotablemente.
Es peligroso:
Toledo y Borges pueden ser obsesivos.


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