Antiguas palabras de Mesoamérica en los muros

El Museo Nacional de Antropología, un recinto cultural internacionalmente reconocido, este año celebra 53 años de existir. Este lugar no sólo resguarda algunas de las piezas más importantes de nuestro pasado prehispánico, también en sus muros exhibe extractos de textos nahuas que retratan a la legendaria ciudad de México-Tenochtitlan. En este artículo, publicado en nuestro Catálogo esencial del Museo Nacional de Antropología. 100 obras, el reconocido historiador Miguel León-Portilla nos habla de estos textos que deberán revelarse ante nosotros la próxima vez que visitemos el museo.

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Miguel León-Portilla

Yancuic Teocalli, moderna casa de dioses, albergue de sus efigies en piedra, pintura, barro y de otras muchas creaciones de la civilización originaria de Mesoamérica, es el Museo Nacional de Antropología. De la gran riqueza que custodia varios conocedores de las distintas áreas culturales en él representadas han elegido cien obras sobre las que disertan en este libro. Acercarse a sus fieles reproducciones y a los comentarios que las acompañan, es valorar desde variadas perspectivas las significaciones de creaciones tangibles que nos hablan de diferentes formas sobre lo que fue Mesoamérica. Es verdad que esculturas como las de la gran Coatlicue, Xochipilli, las de Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl; o del mundo maya las estelas con inscripciones y figuras humanas, las pequeñas efigies de Jaina; las mascaritas sonrientes del Totonacapan y, en suma, mucha de la riqueza arqueológica del museo se torna presente y cautiva a quienes la contemplan. Pero más allá de lo visible y tangible, sabemos que en el legado cultural de Mesoamérica perduran testimonios de su antigua palabra. Trasmitidos por la oralidad y los códices pictoglíficos, son vislumbres de lo que sintieron y pensaron los antiguos mexicanos acerca de sí mismos, sus dioses, el más allá y la vida de todos los días con sus alegrías y sus aflicciones. Esas antiguas palabras, flores y cantos, legado intangible, originalmente en náhuatl, maya-yucateco, quiché y otras lenguas, llegan hasta nosotros portadoras de significación, mensajes y evocaciones.

Códice Mendoza, f. 61r.

Algunos de esos testimonios, vertidos al castellano, están inscritos en las paredes de este museo. A la entrada se halla la enunciación del destino de México-Tenochtitlan cuya fama y gloria habrán de perdurar mientras exista el mundo. Y también, en lo que al mismo universo nahua se refiere, el visitante puede enterarse de lo que pensaban los sabios antiguos sobre el origen de Teotihuacan, donde los dioses, tras sacrificarse a sí mismos, restauraron el Sol, la Luna y el mundo. Y será posible enterarse de cuáles eran las enseñanzas morales, en sus centros de educación, los calmécac y los telpochcalli. Y, finalmente, también podremos asomarnos a lo que se ha llamado su pensar filosófico. Preguntas que en diversos tiempos y lugares todos los seres humanos nos hemos planteado: ¿es posible decir palabras verdaderas en la tierra? ¿Quedará aquí algo de mi fama? Con la esperanzadora afirmación de “¡Al menos flores, al menos cantos!”. Quién recorra el Museo Nacional de Antropología tendrá, gracias a estos textos, una mínima introducción a la poesía y al saber de los antiguos mexicanos. Haber recibido la invitación para seleccionar y traducir los testimonios que ahora acompañan al gran conjunto de obras que en él se muestran ha sido tarea que mucho aprecio.

Textos nahuas

Estos toltecas eran ciertamente sabios. Solían dialogar con su propio corazón.
Anónimo
Cuando aún era de noche, cuando aún no había día, cuando aún no había luz, se reunieron. Se convocaron los dioses, allá en Teotihuacan.
Códice Matritense
Comenzaban a enseñarles: cómo han de vivir, cómo han de respetar a las personas, cómo se han de entregar a lo conveniente y recto, han de evitar lo malo, huyendo con fuerza de la maldad, la perversión y la avidez.
Huehuetlatolli
Aquí tenochcas aprenderéis cómo empezó la renombrada, la gran ciudad, México-Tenochtitlan, en medio del agua, en el tular, en el cañaveral, donde vivimos, donde nacimos, nosotros los tenochcas.
Crónica Mexicáyotl
En tanto que permanezca el mundo, no acabará la fama y gloria de México-Tenochtitlan.
Memoriales de Culhuacan
Ten cuidado de las cosas de la tierra; haz algo, corta leña, labra la tierra, planta nopales, planta magueyes, tendrás qué beber, qué comer, qué vestir. Con eso estarás en pie, serás verdadero, con eso andarás. Con eso se hablará de ti, se te alabará con eso te darás a conocer.
Huehuetlatolli
¿Sólo así he de irme? ¿Como las flores que perecieron? ¿Nada quedará en mi nombre? ¿Nada de mi fama aquí en la tierra? ¡Al menos flores, al menos cantos!
Cantos de Huexotzingo

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