Ciencia y arte. La ilustración científica

Verónica Gómez Martínez

Flor de chile. D.R. © Elvia Esparza, 2017.

Durante mucho tiempo —muchísimos siglos, a decir verdad—, algunas representaciones de la naturaleza tuvieron cualidades expresivas más que naturalistas. La intención de representar las formas tal cual eran fue un valor que siempre se persiguió, pero pocas veces se logró. Basta recordar la anécdota que Plinio el Viejo nos cuenta sobre un concurso en la Grecia Clásica en el que Zeuxis engaña con su pintura naturalista de uvas a algunos pájaros, pero Parrasio logra engañar a Zeuxis con la suya de una cortina y, por tanto, Parrasio es declarado por su oponente como el mejor pintor de Grecia.

Tejocote o Crataegus mexicana Moc. & Sessè ex DC. dibujo de Sarah Ann Drake. Lámina de Edward’s Botanical Register, vol 22, t. 1910, 1838. Foto cortesía de Missouri Botanical Garden, St. Louis.

Esta percepción de que el mejor artista es el que retrata la realidad del entorno me lleva a pensar en aquellos que a través de los siglos han intentado mostrar el detalle más fino de las cosas que forman nuestro mundo y, además, han conseguido influenciar nuestra percepción de él. El gran artista Alberto Durero representó en 1515 un rinoceronte basándose únicamente en una descripción escrita y un sucinto boceto; este grabado xilográfico a pesar de tener algunas imprecisiones anatómicas —como el pequeño cuerno que sale del cuello— fue tomado como referente fundamental del animal y se reprodujo innumerables veces.

Alberto Durero, Rinoceronte, 1515. Xilografía, 21.4 × 29.8 cm. Foto: Dominio público, vía Wikipedia Commons.

Representaciones derivadas de fuentes orales o escritas —como el Rinocerontede Durero— mantuvieron su importancia hasta el siglo XVIII, en este siglo —llamado de las Luces— la observación, los viajes de exploración y los nuevos descubrimientos encontraron en el dibujo y en el grabado a dos grandes aliados para que la ilustración científica naturalista pudiera considerarse una disciplina científica completa.

En 1787 en Londres, el botánico William Curtis, miembro del Real Jardín Botánico de Kew, editó el primer volumen de la revista botánica que hasta la fecha permanece vigente y que es referente obligado en el tema: la Botanical Magazine, Flower Garden Displayed o, como se le conoce comúnmente, Curtis’s Botanical Magazine. Esta revista se caracteriza por tener descripciones e ilustraciones rigurosamente científicas y apegadas a la realidad, pero que privilegian el entendimiento del público al que está dirigida. En esta revista, muchos de los más grandes ilustradores científicos han publicado su trabajo, por ejemplo Sydenham Edwards, Walter Hood Fitch, Matilda Smith, Lilian Snelling y, entre ellos, una mexicana: Elvia Esparza Alvarado.

Nopal, jitomate, cacao y agave. Láminas del Códice de la Cruz Badiano, 1552. Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. Fotografías D.R. © Marco Pacheco.

La tradición del dibujo botánico en México se puede remontar a lo que hicieron fray Juan de la Cruz en 1552 con su Libellus de medicinalibus indorum herbis o Libro sobre las hierbas medicinales de los pueblos indígenas o Códice de la Cruz-Badiano como es comúnmente conocido; también a lo que hizo fray Bernardino de Sahagún, entre 1540 y 1585, en el volumen 3, libros X y XI de su Historia general de las cosas de Nueva España o Códice Florentino, en donde se describen y se ilustran algunos animales y plantas de México; asimismo, el trabajo de Francisco Hernández: Nova plantarum, animalium et mineralium Mexicanorum historia, 1651, es un referente fundamental en este tema.

Chicozapote o Manilkara zapota y mamey o Pouteria zapota. D.R. © Elvia Esparza Alvarado, en Colores de la selva. Fauna y flora de Tabasco. México, MAPorrúa, 2015. Foto cortesía del editor.

Actualmente algunas publicaciones de la editorial Artes de México como la revista número 122: “Semillas de identidad. 31 alimentos que México dio al mundo” y Doña Rosita Ascencio, curandera purépecha, se nutren con el trabajo de fuentes e ilustradores científicos antiguos y contemporáneos, como Elvia Esparza y Héctor Cruz, para proveer un abanico de posibilidades visuales que, además de ser pertinentes para los temas, tengan una innegable cualidad artística.

Ver en el catálogo
Córdoba #69 Colonia Roma, Ciudad de México, México, CP. 06700 | Tels: 52 + (55) 5525 5905, 5525 4036, 5208 3684
SOBRE ARTES DE MÉXICO