Pasión en lucha

En nuestra cultura popular urbana, un deporte y espectáculo singular importado hace muchos años de otros países se convirtió en algo propio: la lucha libre. Gracias a las formas particulares que le han dado quienes desde hace ochenta años están inmersos en ella la han convertido en una especie de fenómeno trascendente cuya práctica se ha extendido a otros espacios y hasta a otros países.

La lucha libre es vista ya como símbolo de mexicanidad. ¿Cómo se fue conformando ese mundo donde todos los participantes —luchadores, réferis, empresarios, comerciantes y público— se identificaron como una estirpe? ¿Cómo entender el sentido profundo que tiene para quienes le dieron vida y para la sociedad mexicana en general? ¿Cuáles son sus orígenes? ¿Cómo llegó a México? ¿Quiénes la impulsaron para convertirse en esa gran pasión de aficionados? El mundo de la lucha libre abarca muchos campos y creo que debe ser explorado en toda su amplitud. Esto no quiere decir que no exista ya una amplia bibliografía sobre ella. Sin embargo, es un mundo vivo cuya historia se transforma constantemente, lo que representa un reto a investigar desde diferentes disciplinas. Habrá sobre todo que intentar introducirse a su compleja realidad y dejar a los involucrados en ella expresar sus puntos de vista y sus vivencias.

Para coordinar este número de Artes de México invitamos a Orlando Jiménez Ruíz, historiador y réferi de la lucha, quien conoce sus entrañas. Su pasión y su doble conocimiento nos contagiaron. Nos introdujo a las variantes del tema y a muchos de sus participantes y protagonistas. En las páginas que siguen, por medio de una conversación que sostiene con cuatro luchadores, traza antecedentes históricos de la lucha libre y de sus pioneros. Se trata de una amena introducción a su proyecto de vida.

La máscara es una protagonista importante; está presente en todas las funciones. Su historia corre casi paralela a la de la lucha en este país. Christian Cymet nos revela cómo se volvió parte sustancial de este espectáculo, de qué manera se importó a México y quiénes fueron los talentosos artífices que la convirtieron en anhelo de muchos aficionados y de los más celosos coleccionistas nacionales e internacionales. Es curioso observar cómo estos artesanos lograron imponer sus máscaras en el mundo, y cómo, de forma indirecta, nos recuerdan a los mascareros de las diversas comunidades del país que crean máscaras excepcionales para usos rituales y festivos. Como bien dice el autor de este texto, “tan importante es el luchador que la porta como la persona que la fabrica”. ¿Será que los mexicanos y las máscaras tienen un vínculo especial?

Janina Möbius analiza la lucha libre en el contexto de la pretendida modernización del país durante la década de 1940 y su significado social. En la arena un público marginal podía encontrar desahogo a las injusticias y a las carencias cotidianas, experimentar una catarsis. Es ahí donde la identificación con los luchadores-héroes-dioses también se da plenamente. La distancia entre los que están arriba del ring y el público deja de existir.

Las figuras de El Santo y del padre de Blue Demon Jr. son parte nodal de la narrativa de la lucha libre mexicana, representantes indisolubles de su historia. No podíamos dejar de delinear algunos aspectos reveladores de sus vidas. Ambos aparecerán una y otra vez en todo tipo de manifestaciones dentro y fuera del ring.

Adela Santana nos describe lo que llama “la segunda ola del renacimiento cultural de la lucha libre”. Cómo sus formas estéticas, la del combate, la indumentaria, las máscaras, lo gráfico, el lenguaje corporal de los luchadores y el verbal del público y los paleros, se salieron de su coto cerrado y permearon otros ámbitos nacionales e internacionales, como los del arte contemporáneo, la fotografía, la literatura, el cine, además de la publicidad, la prensa, la televisión, el cine de animación, la moda y el diseño industrial. De pronto, un deporte hasta cierto punto marginal se vuelve inspiración de cientos de personas que posiblemente antes ni siquiera la miraban. Apunta hacia una búsqueda de auténtica identidad cultural por las nuevas generaciones que observan de forma externa e intuitiva este espectáculo tan peculiar.
Tendremos que continuar su exploración en un segundo número de Artes de México, pues aún hay mucha lucha que dar.